Desde los primeros tiempos de la conquista romana se consideró que la orilla sur del estrecho de Gibraltar era parte de Hispania. Fue el emperador Otón (año 69 d.c.) quien agregó la Mauritania Tingitana (desde Gibraltar hasta el río Muluya) a la provincia Bética y puso la capital en Tingis (Tanger), y siguió siendo agregada a Hispania hasta la extinción del poder romano (año 430).
También con la monarquía Hispano-Goda la Tingitania era parte de Hispania: El Rey Teudis pretendiendo salvaguardar la península, conquista Ceuta.
Invadida España por los musulmanes y comenzada la Reconquista, no
es de extrañar que ésta no solo se dirigiera a recuperar la Península sino también los territorios africanos de la . Como ejemplo baste decir que en el Tratado de Monteagudo de las Vicarías entre Sancho IV de Castilla y Jaime II de Aragón se constata el interés de trazar un programa de reconquista de África entre las dos coronas de Castilla y Aragón en el que correspondía a Castilla conquistar el norte de África desde el río Muluya hasta Ceuta y a la Corona de Aragón desde este río hasta Túnez.
De la política africanista de los Reyes Católicos cabe suponer que el término “toda España” alude a los territorios ya mencionados del norte de África. La Reina Isabel la Católica en su testamento insistió en proseguir la Reconquista de África. Carlos I no sintió tanto el problema africano y se centra más en una guerra contra el turco y pasa su acción al Mediterráneo.
El descubrimiento del nuevo mundo va hacer que todas las energías nacionales (castellanas) se centren ahora en la gran empresa americana a costa de la africana. En este lado de la costa mediterránea quedará Ceuta, Melilla y poco más.
No obstante lo dicho anteriormente, un impulso natural a llevado siempre a los canarios al vecino continente, es decir, al Sáhara occidental, la región de Villa Bens y a Ifni. Algunos nobles llegaron a hacer cabalgadas hacia el interior del territorio para alcanzar las rutas caravaneras, pero nuevamente algunos tratados (Alcaçovas-1479) suponen una renuncia importante de los derechos castellanos en esta parte de África. En el Tratado de Tordesillas se colocan bajo autoridad española algunos territorios de la costa pero las tribus de la región se rebelaron contra esta ocupación. Y ya con el Tratado de Sintra (Castilla-Portugal 1509) se renuncia a todos los derechos de la costa noroccidental atlántica africana a cambio de los derechos sobre la costa africana mediterránea.
Dando un gran salto en la historia y cuando ya se estabiliza la presencia de España en “las Indias”, toma nuevamente importancia el norte de África por motivos geopolíticos –a veces con iniciativa marroquí al querer contrapesar la excesiva influencia de Inglaterra a favor de Francia y España- y geoeconómicos –como pueden ser las necesidades de los pescadores canarios-, y se producen nuevos intentos para obtener puntos de apoyo en el litoral frente a las costas canarias –entre el desierto y el sur del Átlas-. Así, diversos tratados con el Sultán de Marruecos (1767) garantizan la libertad para faenar a los pescadores en las costas al sur de Agadir.
A partir de 1884 Francia se convierte en la potencia predominante en la zona hoy llamada Marruecos. Es en 1860 cuando, por acuerdo con Francia, España invade y ocupa la zona norte del país. Ambos países en 1904 (Conferencia de Algeciras) firman un tratado por el que se divide el país en dos zonas de influencia, en dos protectorados: el español al norte con capital en Tetuán y el francés al sur con capital en Rabat. No obstante esto, España ocupaba otra zona al sur del río Dráa pero que administraría como dependencia del Sahara y que con el tiempo llegaría a llamarse la zona sur del protectorado español y que sufriría diversos avatares administrativos.
Estos protectorados Francés y Español fueron reconocidos por el sultán de Marruecos, en 1912.
Primeros pasos en el Sahara
El Sáhara Occidental ha estado habitado desde tiempos prehistóricos, como lo atestiguan numerosos restos arqueológicos. Los europeos comienzan a acercarse al territorio, como ya hemos visto, en el siglo XV. Primero fueron los portugueses, luego los españoles, ingleses, franceses…
Existe constancia del interés español en esta zona desde 1494 (Tratado de Tordesillas), pero no será hasta finales del siglo XIX cuando los Gobiernos españoles dirijan sus esfuerzos hacia África, para compensar las pérdidas de las colonias de América. Las primeras expediciones de Bonelli, Álvarez Pérez, Cervera y Quiroga serán impulsadas por agrupaciones y sociedades, la Sociedad Española de Africanistas y Colonialistas.
Sin embargo, la ocupación efectiva del territorio saharaui por los españoles es muy reciente y comienza realmente en 1.930 (Daora y Smara se ocupan en 1.934 y el Aaiún en 1.938).Desde 1.884, primeras expediciones, hasta entonces, la presencia española está limitada a algunas plazas en la costa: Bojador, Villacisneros (Dajla), La Güera.
España ha sido adjudicataria del mapa de líneas rectas que supone el Sahara, producto de las negociaciones con Francia. Fronteras altamente artificiales basadas en paralelos y meridianos topográficos, en vez de seguir límites físicos o étnicos. Pero se puede decir que nunca fue enemiga abierta para los saharauis. España pasó las armas a los saharauis para que éstos lucharan contra Francia, de ahí que se estableciera en el territorio prácticamente sin derramamiento de sangre. Este establecimiento se hizo a través de acuerdos y pactos (ej: Tratado de Idjil, 1.886) en los que se hablaba de cooperación y se brindan ayuda militar frente a enemigos exteriores.