Carácter de la Colonización

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La colonización moderna del Sáhara presenta unos rasgos peculiares y distintos de las demás colonizaciones llevadas a cabo por España. Otras colonizaciones tuvieron un carácter misionero y evangelizador. Los misioneros franciscanos se establecieron en Sidi Ifni. También hubo misioneros en Villa Bens, Villa Cisneros, la Güera y El Aaiún aunque la importancia de las misiones franciscanas no es solo religiosa ya que aparte de sus obras sociales, asumen un importante papel diplomático a favor de España (información, traducción…) y se renuncia al proselitismo entre los musulmanes. Por otra parte el carácter del Islam, como religión, hace prácticamente imposible que alguno de sus fieles se convierta al Evangelio católico.

Otro elemento añadido a las dificultades de evangelización, era la propia debilidad militar española. El misionero ha marchado siempre a la par que el soldado y procurándose su defensa, pero esa protección era posible con un ejército fuerte y en el S. XIX esto no ocurría con el Ejército Español. Las conquistas de Ifni y Sáhara se producen por medios mas o menos pacíficos, no militares.

España inicia su obra “civilizadora” en los años cincuenta -tarde y mal ya que en 1955 se celebra la Conferencia de Bandung en apoyo a los países aún no independientes. Se tiene como fecha central del proceso descolonizador-. Se idea concentrar de forma forzosa a todos los habitantes en torno a los puestos militares. Ello lleva consigo la eliminación de los medios de subsistencia tradicionales. No tardará en llegar el hambre y las enfermedades. Los nativos son utilizados como mano de obra barata en la construcción de carreteras, instalaciones militares y administrativas.

Franco, octubre de 1.950: “Vuestros hermanos de España no vienen a alterar vuestra paz, vuestra libertad y vuestro señorío, sino a traeros el progreso de la civilización, los sanatorios, los médicos para que vuestros dolores y vuestras molestias puedan ser atendidas con esa caridad, con ese desprendimiento, con ese espíritu pródigo que solamente es posible en una nación como España.

En realidad el objetivo básico era la ocupación militar y una colonización que fuera económicamente rentable. Esta última expectativa queda remarcada con el descubrimiento en 1.949 de los fosfatos en Bu-Craa. Franco, mayo 1.949: “Lejos de constituir un gasto, nuestras colonias han pasado a ser un elemento valioso para nuestra economía……/….. y ayuda notablemente al suministro de nuestra patria”

Solo marginalmente algunas familias saharauis lograrán escolarizar a sus hijos aunque la historia, la literatura, las costumbres y todo el patrimonio cultural saharaui queda totalmente prohibido. Se estudia exactamente lo mismo que en cualquier ciudad española sin atender mínimamente a la identidad saharaui como pueblo árabe, musulmán y africano. El éxodo a las universidades extranjeras no es bien visto; los pasaportes se dan a cuentagotas. Tampoco pueden acceder a cualquier carrera: Ciencias políticas, sociología o periodismo les están prohibidas.

En el plano de la educación, la situación reflejada en el censo de 1.974, al final de la colonización era el siguiente: Escolares 4.862 (6,5%), estudiantes 911 (1,2%) carreras medias 11 (0,01%) carreras superiores 27 (0,03%). El personal cualificado que quedó tras la retirada de España era: 1 médico (no acabó la carrera) 1 perito, 4 maestros y 25 estudiantes universitarios.

La implantación colonial incide grandemente sobre la sociedad tradicional saharaui nómada. El Gobierno de la metrópoli establece una equiparación igualitaria a todas las tribus, con lo que se rompe la estratificación social basada no en la riqueza de las tribus y si en función del honor, prestigio y dignidad conseguidos por la ascendencia de su linaje (religioso, bélico… etc.). Se acaba con el tributo de protección, ya que ésta viene dada por las fuerzas regulares del país colonial.

Las tribus costeras, más en contacto con los pescadores españoles –canarios-, adquieren un nivel de vida superior debido a la compra de mejores víveres, utensilios y armas. Un nuevo elemento se introduce en esta sociedad: el dinero. La riqueza de un nómada no se basaba en la posesión del dinero sino en la acumulación de bienes y de ganado. Con las filiaciones de los soldados nativos y la ocupación de los nómadas en trabajos para empresas o como auxiliares del funcionariado-y el consiguiente pago con dinero -, comienza a resquebrajarse la sociedad tradicional nómada saharaui a la par que comienza su sedentarización. El tributario ganadero se enriquece y el guerrero empobrece debido a la abolición de los tributos.

Desde los años sesenta, las instituciones políticas nómadas (Yemáa y Chej) quedan desvirtuadas. Se acomodan a los designios de la metrópoli recibiendo a cambio diversas remuneraciones y dádivas.

Con el descubrimiento de los fosfatos en Bu Cra (1949) en 1.963 se produce una importante aportación de mano de obra nómada a la misma al recibir rentas superiores a las obtenidas con el ganado. En definitiva, la sociedad nómada, se sedentariza y se hace urbana (El Aaiún pasa de menos de 10.000 habitantes en 19.67 a más de 28.000 en 1.974, Villacisneros pasa de 2.100 a 5.300 y Smara se multiplica por cuatro). Al final de la presencia española la población urbana será el 80 % y sólo un 17 % será nómada.

La solidaridad (Ashabiya) tradicional del nómada da paso al individualismo urbano, aunque se mantienen los valores de generosidad y hospitalidad. Los extrarradio de las ciudades comienzan a desbordarse debido a la imprevisible avalancha, incrementada por la sequía que azota al Sahara entre 1.968 y 1.973. No hay suficiente trabajo y las ayudas gubernamentales son insuficientes. Nace una pequeña burguesía de saharauis comerciantes o funcionarios a la par que una conciencia de clase entre los trabajadores. La conciencia tribal se transforma en conciencia nacional que desembocará en un enfrentamiento con el gobierno colonial, debido en parte a que se comienza a valorar las riquezas nacionales del Sáhara Occidental.

Al choque de la cultura tradicional con la occidental se une la situación exterior del mundo árabe y países africanos junto con los asiáticos. El cóctel está preparado.

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